domingo, 18 de enero de 2009

San Antón 2009.


Con mi cámara y mi bolsa, me dirigí hacia el cerro de San Antón ya que hacia unos cuantos años sin ir a las naranjas cosas del trabajo, pero este año que tengo "vacaciones" pues para La Peza, ayi en el cerro lo mismo, los debidos rezos al Santo y las pertinentes vueltas a la ermita, para uno casarse, que San Antón también tiene es intercesor en tema de casamientos, yo le di las vueltas a la ermita y los rezos, para que luego digan que no pongo empeño en casarme, queda el testimonio de que subí al cerro.
La concurrencia de gente siempre es numerosa sobre todo de niños, que armados con sus buenas bolsas o sacos en algunos casos se apostillan cerro abajo para hacer buena recolecta de naranjas, mi cosecha no fue mala del todo, gracias a mi sobrino Ramón que se jugó el tipo para que no, nos robaran las naranjas, después de que se tiraran las naranjas, ofrecidas por el ayuntamiento y por alguna ofrendas de gente al Santo (que es donde tiene origen la fiesta de las naranjas) la gente rodeó al santo que estaba en la explanada del cerro, para cantarle los cantos típicos que se cantaban en otros tiempos el dia de esta fiesta.
Después de cumplir con el rito de ir a visitar al Santo, toca dar las vueltas por los boliches y quemar los "hachos" y darles roña, buenas careta de "tostuzo" cayeron por la noche, chorizo y demás productos de las matanza hicieron de manjar, y regado con el vino mosto de la tierra, hicieron que esta fiesta se realizara como siempre se ha hecho.
Estas son algunas de las fotos, que hice de toda la fiesta.



















viernes, 16 de enero de 2009

Algo de nuestra historia por el profesor de Guadix Don Carlos Asenjo Sedano.



Lapeza, que es una estampa de los prerománticos del siglo XVIII, se asienta en la cabecera del río Fardes, sobre uno de sus afluentes, el Morollón, a su derecha, que se provee de aguas principalmente de dos lugares: en la Voleta, a 1.818 metros de altura y en el Monte de Tablas, a 1.506 metros de altura, ambos en el contrafuerte que engarza el Picón de Jeres con la vecina Sierra Arana... El río Fardes se queda a la izquierda, hacia el norte, más abajo en su cabecera, a unos 1.300 metros, allí en el Puerto del Molinillo, en la carretera de Murcia-Granada. -Por aquí, los modelados glaciares son nulos a medida que nos acercamos a Sierra Arana, y, en general, hacia el Norte, la geografía va cayendo hacia cotas más bajas que posibilitarán el acceso a la cuenca del Genil, y a Granada, a través de Iznalloz...

El Morollón, con Alhama, confluyen, pues, por la derecha del Fardes, y desde mayor altura que la cabecera estricta de éste. Las Juntas, allí abajo, señalarán la unión. Luego, ya el Fardes, con estos aportes, desaguará en el río de Guadix, en el “flumen accitanus”... Pero a pesar del menor curso del Fardes, éste impondrá su nombre sobre el río de Guadix, a pesar de qu éste riegue más de 4.000 has. y aquél sólo algo más de 1.000 has.

Lapeza tiene una toponímia poco clara, de indudable origen premusulmán. Para algunos, lapeza, aluda a la piedra de sus canteras famosas; para otros aludiría al paso o puerto de comunicación entre las cuencas del Fardes y del Genil; para otros a su situación estratégica viaria... Se le lamó también la Villa del Monte Rosado, y su castillo fue fortaleza de los judíos medievales que abrochaba los dos baluartes semitas de Guadix y Granada.

Lapeza, desde siempre, es la encargada de engarzar las cuencas del Fardes y del Genil, y de hecho, con su vega, es el que dará lugar a su asentamiento humano. Este paso en relación con los situados más al sur, en la misma Sierra, es ya más accesible. Por eso será la ruta tradicional de Guadix a Granada, hasta el siglo XIX, cuando la invasión napoleónica marginó la cuenca del Morollón para sustituirla por las del Fardes estricto, en su cabecera del Molinillo. La ruta tradicional, durante el medievo, estuvo muy frecuentada, y a través de ella se hicieron todas las conexiones de Guadix a Granada, y en esa ruta el castillo de Lapeza marcaba el punto medio del camino, a la vez que la llave de toda clase de relaciones. Luego, desde Lapeza, por las Juntas, Diezma y Darro, se hacía el otro enlace con la Vía Augusta, camino de Cástulo.

Pero eso era en el medievo y en la modernidad, hasta que vinieron los “gabachos” de Napoleón, que al planear otra vía de comunicación con Granada -la actual, por el Molinillo-, marginaron la ruta tradicional, y con ella a Lapeza, que pasó a ser desde entonces una villa escondida en la Sierra, ya sin carácter viario... A tal efecto, recordemos que en el 17 de mayo del año 1811, ingenieros militares franceses con su jefe Mr. Cossigny pidieron ya 150 hombres para abrir este camino a Guadix, y que estos hombres trataron de recogerlos de todas las parroquias de la ruta o sus inmediaciones. Unos días después sólo habían acudido al reclamo 30 hombres, por lo que hubo necesidad de recurrir al ejercito para este fin. Por el mes de octubre de este año Mr. Cossigny pedía dinero para los puentes del “dichoso camino de Guadix”, que hacía Tomás López... Pero ninguno de los pueblos afectados quiso pagar la cantidad que se les repartió.

Por eso en los documentos antiguos se habla de Lapeza sita “en el camino de Guadix”. En el camino militar de Guadix a Granada. Y por eso, lo mismo que los judíos de antaño, las tropas del francés Sebastiani y Corvineau, pusieron especial énfasis en poseer el engarce de su castillo, para segurar la comunicación entre Levante y la Vega de Granada, que por Diezma e Iznalloz se alargaba excesivamente para una urgencia militar. Pero que considerándolo poco seguro, optaron por abrir la ruta del Molinillo, Fardes arriba, por una garganta espectacular: los Dientes de la Vieja... Pero todo esto sucedía en el siglo XV, el tedesco J. Münzer transitó y se detuvo en la villa de Lapeza, para contemplar su castillo sito en un alto monte -que aún puede verse- al mismo tiempo que se daba cuenta que allí todos eran moros menos el alcayde... También visitó la villa A. Lalaig en su recorrido por estas tierras. Era entonces una villa que con sus nueve cortijos, juntaba 1.215 habitantes, quienes a pesar de ser todos moros, según Münzer, llegada la ocasión de la guerra granadina y morisca del año 1568, no se quisieron sublevar a favor de don Fernandillo, el de Válor, por lo que éste, irritado, optó por llevarse un buen número de lapeceños atados y cautivos, que desde la medieval torre de Ramid se adentraron en la Sierra, por entre bosques densísimos que después fueron quemados...

Y es que en el fondo no sabemos hasta qué punto todos aquellos lapeceños eran moros, o por lo menos musulmanes, de verdad, ya que resulta que será en Lapeza en donde se rastreen mejor vestigios mozárabes medievales vinculados al cristianismo de la comarca, allí, en el anejo de Santa Catalina, ya despoblada por el año 1500, y que demuestra esa supervivencia cristiana muy devota de la Santa oriental, que ya tuviera en Guadix un templo en la época goda, además de un gran culto en toda Andalucía.

Por esto, tampoco es de mucho extrañar, que a la llegada de los Reyes Católicos, los lapeceños tuvieran especial interés en someterse a los cristianos, y que en esta tarea fueran figuras sobresalientes su alcayde Alí Abenhacen juntamente con su amigo Alí el Lipurí, que como se ve, adoptaron respecto al invasor, una actitud muy distinta de la que después adoptaría su sucesor en el sillón municipal, Manuel Atienza, cuando otros nórdicos, como los franceses, intentaron correr la tierra, con la antorcha del progreso en la mano...

Por eso tampoco es de mucho extrañar que cuando la guerra granadina y morisca del año 1568, las gentes de Lapeza no quisieran sublevarse a favor de Aben Humeya, por lo que éste se vio forzado a cobrarse llevándose a un buen número de ellos atados y cautivos. Más también los de Lapeza estuvieron a favor del rey Felipe II, bien dirigidos por los capitanes Cristóbal de Arce y Bernardino de Villalta... Como tampoco es de extrañar que los hijos del capitán Arce, Cristóbal y Andrés de Arce, fueran martirizados por los revoltosos, y admirados y reverenciados por sus paisano hasta hoy mismo.

Por entonces muy notable era el castillo de Lapeza, por su estrategia y por el valor de la ruta que dominaba. Por eso, alcaydes nombrados de ese castillo fueron nada menos que Francisco Pérez de Barradas, el Conde de Tendilla y el Marqués de Mondéjar...

La persistencia musulmana o indígena era muy acusada hasta bien entrado el siglo XVI. Hasta entonces subsitieron los topónimos medievales de sus pagos rurales: Alconaytar, Carrichal, Oveledim, Alcambra, la Rábita de la Alquibla... Pero ya desde entonces, tras la guerra morisca, los cristianos castellanos empezaron a presionar, y todo empezó a bautizarse. Así las calles del Río, de San Francisco; de la aprra; de la Iglesia; del Horno; de los Gitanos... Así las acequias de la Fuente de la Gitana; de la Fuente de Bolota.- La del Cortijo del Avellano... Así los pagos de la Vega Alta; de la Vega Baja; del Espique; del Morollón; del Gua(da)lite; de la Rambla Seca; del Barranco de los Lobos; del Meicabal; de la Chaneca; de la Llanata; de Molicias; del Robledal; de Malajara; de las Juntas; de la Cuesta de la Suegra; del cerro de Bolota; los Linarejos; el Hervidero; el Fraile; la Montillana; el Marchalejo... Y las Ermitas de San Marcos, San Francisco, Santa Lucía... El beato Sato Marcos Criado, trinitario de Andújar, es el santo patrono de la villa...

Para esta tarea de cristianizar la villa y su entorno, además de los recuerdos y los alcaydes, la reforma de curatos de don Martín de Ayala proveyó a Lapeza de una magnífica iglesia que fue planeada por los mismos artífices que hicieron San Francisco de Guadix, aunque en Lapeza el Coro lo montaron sobre un estribo en el lado del Evangelio. Es una iglesia de planta basilical, con un magnífico artesonado de par y nudillo y tirantas. Las naves laterales, abundantes, se abren mediante arcos apuntados. Los alarifes, moriscos, utilizaron con profusión y sabiduría el ladrillo en la decoración de la fachada del pie del templo, que luce escudos episcopales, y un medallón renacentista de la Encarnación que no tengo duda que es el que había en Guadix, en su catedral gótica, y que fue sustituido en el siglo XVIII, por el que hiciera el Moyano en mármol blanco. También creo que es de la catedral de Guadix el magnífico cancel de su portada de entrada... Aquella iglesia tenía retablo que fue destruido en la pasada guerra, y en él, como en el ara, intervino Cristóbal Nuño. El presbiterio, en su entrada, luce amplio marco escazano. Pero quizás lo más llamativo de esta iglesia es su doble torre. Una correspondiente al templo antiguo, con doble anchura sobre el fondo, y otra, ya del siglo XVIII, diseñada seguramente por V. Acero o G. Cayón, en piedra, como consecuencia de las visitas que hacían a esta villa los famosos maestros de la catedral accitana para los problemas relacionados con la extracción de la piedra de las canteras de Lapeza, con la cual de hizo gran parte de la Catedral de Guadix, amén de por el interés que tuvieron siempre por este templo los obispos de la diócesis, bajo cuya protección culminó la fachada, en un mudéjar barroco, ya por el siglo XVIII.

Por el siglo XVIII la población de Lapeza debía estar muy deprimidad y con pocas ganas de guerra, porque cuando llegó la Jornada de Cataluña, en tiempos de Felipe IV, los lapeceños encontraron serias dificultades para reunir los cuatro soldados que se les asignaron para la misma. Por esto tuvieron que “comprarlos” fuera. Así Diego García de Guadix, de 24 años, alto de cuerpo, marcado con señales de heridas; así Salvador de Arboleas, de Serón, de 20 años, mediano, sin barbas,, también con señales de heridas; así a Bartolomé de Povedad, de Alicante, de 20 años, de ojos hundidos y buen cuerpo, también con señales de heridas... Sólo salió de Lapeza Juan Montero, de 20 años, mediano de cuerpo, moreno... Parece que ninguno volvió.

Cuando todo esto, Lapeza era un lugar de Señorío, y lo fue hasta mucho después. El erudito Garzón Pareja lo califica de Señorío pintoresco. Y el maestro Domínguez Ortiz, nos cita, como origen del tal Señorçio, a un descendiente de Moztezuma, con casa en Guadix, y descendiente del gran emperador de los aztecas, a quien la Corona española trató siempre con deferencia. Lo curioso de este caso es que doña Francisca de la Cueva, viuda de don Luis de Moztezuma, y sus hijos Pedro, Francisco, Cristóbal, Felipe y María, transigieron con el Rey de España los posibles derechos que aún pudieran tener sobre la corona mejicana, mediante la entrega por parte de la corona hispana de dos hábitos más mil ducados de renta en Indias para el hijo don Pedro, más mil quinientos ducados a cada uno de sus hermanos. Con este dinero que recibió el tal don Pedro, en el año 1631, compró la villa de Lapeza, que tenía entonces 200 vecinos y que fue valorada en 3.626.000 maravedís, cantidad que no terminó de pagar, por lo que en el año 1664, el Consejo de Castilla le instó a que pagara o abandonara la villa... Pero el tal don Pedro estaba tan apretado que no pudo pagar, y este problema de la deuda aún coleteaba a finales del siglo XVIII... Con lo que resultaba que bien puede decirse que la villa de Lapeza valió entonces como todo el imperio...

La villa es un típico pueblo serrano, coherente, bonito, con una hermosa plaza rectangular donde se celebran las renombradas corridas de Lapeza, famosas en toda la comarca. Las calles, pinas y estrechas, sepentean como buscando el cerro, allí donde el castillo,, ahora derruido, impone un gesto simbólico de dominio medieval, y adonde ahora suben, en las fiestas, los motoristas emigrados a Cataluña, descendientes tal vez de aquellos cuatro soldados que no volvieron. Pero el acceso a la villa es difícil, romántico, serpenteando desde los “Baños”, y pasando luego por un ojo de aguja labrado en la roca, con pintorescos cortados y angosturas... La visión aún hoy, es como trazada “ad hoc” por Duvillier o Doré... Este camino a Lapeza, por los Baños, ocupa toda la política municipal, y todas las disensiones de uno u otro bando. Por esto no es extraño que cuando la trazaron, por entre el Barranco de los Lobos y la Loba de Santa Lucía, en contra de la opinión del alcalde a la sazón, el tío Manolico Máiquez, éste dijera al ingeniero don Juan Santa Cruz, en presencia del gobernador, que no era por allí, sino por la Vega Baja de Lopera por donde debía de ir, acierto que parece confirmar la ingeniería de hoy día, que está trazando otra por dicha vega. Pero lo notable de entonces es que el tío Manolico Máiquez, como no los convenciera, les argumentó de esta suerte: “Señor Santa Cruz: yo tengo una burra metida en años: está casi ciega y dentro de su género es algo torpe... Pues bien, le abro la puerta de la cuadra, le quito la jáquima, y me traza la carretera mejor que usted”.

Hoy, como consecuencia de su difícil acceso, y de la marginación de la carretera francesa, Lapeza se nos ofrece como una villa en la que integran las Albuñuelas, el Marchalejo y los Villares, es una superficie de 10.221 has., casi todas ellas productivas. -Una buena parte, 2.658 has., son del Patrimonio Forestal del; y otra parte, 1.736 has. De la Confederación Hidrográfica.- Tiene dos almazaras, doce molinos, 344 propietarios, 54 arrendatarios y 22 aparceros. Y un cura, un médico, un farmacéutico, 9 escuelas, 2.386 almas, y ninguna cueva, amén de muchas entidades de crédito.

Pero Lapeza es, sobre todo su música, la bravura de sus gentes, su complejidad social, lo mismo en el terreno de la política que en el amor. Allí se cuenta y no se acaba de cualquier tema que sea bronco, profundo, violento, que alcanzará su mejor exposición en la gesta del alcalde Manuel Atienza con su fantástico cañón contra los franceses y cuyo balcón, sobre vigas carcomidas, del siglo XV o XVI, enseñan hoy los lapeceños a los visitantes.

Es gente, los lapeceños, que presumen de ser los mejores carboneros de Andalucía. Gente aficionada a los toros, con sus encierros que seguramente detectan parte de la repoblación nórdica cristiana. Es gente y paisaje propicios para las estampas románticas del siglo XIX. Y por eso, los famosos “Niños de Guadix”, Sierra y Olivencia, ladrones insignes, eligieron aquel terreno para asiento de su reino. Por ello, el alcalde de Lapeza, José Álvarez “el tío Joseico de Colás”, por su colaboración en la captura de los mismos consiguió nada menos que el rey lo nombrara “Caballero cubierto”. El tal alcaide, para capturar a los ladrones, se sirvió de la colaboración de un guarda, llamado Frasco Cristo, que murió de un cáncer en la lengua, y que la gente atribuyó acastigo por haber delatado a los ladrones... Pero antes de que esto se produjera, el alcalde de Guadix, Valera Mena, una noche, en el cementerio, tuvo una entrevista con Sierra y Olevencia, en octubre de 1880, para prepararles en nombre del Gobierno, una “oficiosa” huida a la Argentina, que ellos rehusaron, por lo que a partir de entonces se les persiguió sañudamente por el “tío Joseico de Colás”, hasta conseguir cerccarlos en el cortijo de los Agustinos, después que hubieran robado al “cura viejo” de Lugros, en donde se les dió muerta y fueron quemados...

Pero esto sólo es una muestra. Todo el terreno, y el recuerdo, está saturado de leyendas de esta clase, que al regresar de noche, por sus vericuetos, camino del río Alhama, nos llenan de temor, o quizás, acaso de una aventura ya anacrónica, mientras en la lejanía las luces de Purullena nos anuncian el mundo moderno...

domingo, 11 de enero de 2009

Nieva en La Peza, 10 de Enero de 2009.

Este año ha nevado por primera vez en La Peza ,no ha sido muy fuerte la nevada pero bueno algo es algo y las fuentes, campos y nosotros mismos lo agradecemos de igual manera. No ha habido nieve para hacer muñecos de nieve como el de hace 4 años , pero si para coger los plásticos y subir a San Antón y pasar un rato de entretenimiento, pero el frio si es el mismo.
Se dice que año de nieves año de bienes, pues esperemos que este año de 2009, venga lleno de bienes para todos.








sábado, 3 de enero de 2009

El belen en granada cofrade

Han sido publicadas unas fotos del belén de la iglesia, en la web de Granadacofrade, mandé todas las que puede, pero son han publicao unas cuatro fotos pero bueno algo es algo. Dejo el en lace para quien quiera verlas.
http://granadacofrade.iconecta.com/image/tid/11

viernes, 2 de enero de 2009

Belen de la Iglesia Parroquial de Nª Sª de la Anunciación de La Peza, 2008

Con un poco de retraso, publico las fotos de este año del belén de la Iglesia de La Peza, que como siempre se hace en la primera capilla de la Iglesia al lado de la capilla del Baptisterio, espero que todo el que lo haya visitado le haya gustado, se ha puesto todo nuestro en empeño en su realización ya que es mucho el trabajo que conlleva su realización. Se ha intentado recrear el "tunel" que hay en la antigua carretera que conduce hacia cauzón antes de llegar a la chanata.
Se adorna con muchos romeros y tomillos a modos de arbol, un rio con su pequeño lago donde lava la lavandera sus trapos.....
Desde aqui agradecer a todas aquellas personas que han colaborado de alguna manera en al realización de este belén.









Belen Iglesia Parroquial de Nª Sª de La Anunciación, La Peza 2008